martes, 15 de marzo de 2011

¿Por qué muere el amor?

Esta entrada va dedicada a Paqui, que me planteó la cuestión.

En primer lugar será necesario decidir qué consideramos amor para poder saber si muere y por qué. Sin duda se trata de un concepto muy difícil de definir y, por otra parte, seguramente el concepto de amor difiere de una persona a otra. Y creo que la clave está en tratar el concepto que cada cual tiene del amor.
Seguramente hay muchos factores involucrados en el amor, pero podríamos definir cuatro factores que probablemente justifiquen la mayor parte del concepto de amor que cada persona tiene:

  • Deseo de bienestar para la persona amada: el grado en que deseamos que la persona a la que se ama se encuentre bien, sea feliz, etc.
  • Deseo de bienestar propio: el grado en que deseamos encontrarnos bien nosotros mismos y trabajamos por ello.
  • Deseo de hacer cosas para la persona amada: el deseo que tenemos de realizar actos orientados a la otra persona, tener interacción con ella, procurarle distintas cosas (satisfacción, bienestar, resolverle problemas, etc.)
  • Deseo de recibir cosas de la persona amada: el deseo que tenemos de que la otra persona realice actos orientados a nosotros, que tenga interacción con nosotros, procurarnos distintas cosas, etc.
Obviamente, cada uno de estos cuatro factores podrá tener un valor positivo o negativo, pero en este artículo hablaremos sólo de su lado positivo, ya que está orientado al amor y no al odio.
Si diésemos puntuaciones en cada uno de los cuatro factores para el sentimiento de amor que una persona tiene por otra, podríamos construir su "perfil". Estos perfiles pueden ser extremos y patológicos (o insanos) si están centrados sólo en uno de los factores. Por ejemplo:
  • Sólo deseo de bienestar para la persona amada y prácticamente cero en los demás: la persona se anula, cualquier posible satisfacción de la persona amada se considera buena con independencia de la procedencia, incluso a costa del bienestar propio. Es probable que no pueda aguantar indefinidamente una relación ya que uno mismo es parte de la misma y no puede subsistir sin uno de los protagonistas.
  • Sólo deseo de bienestar propio y prácticamente cero en los demás: si sólo se trata de satisfacer los deseos propios, se anula a la otra persona, que probablemente no quiera jugar ese papel indefinidamente y además, la relación no puede subsistir sin uno de los protagonistas.
  • Sólo deseo de hacer cosas para la persona amada y prácticamente cero en los demás: la relación será autoritaria y con imposiciones incluso a costa del sufrimiento de ambas personas. Uno de los dos en algún momento decidirá que la relación tiene que aportar satisfacciones, no imposiciones.
  • Sólo deseo de recibir cosas de la persona amada y prácticamente cero en los demás: probablemente siempre se considere insuficiente lo que se recibe del otro, y además probablemente tampoco sea satisfactorio, ya que no hay una autovaloración. A cambio de esa demanda constante hacia el otro, tampoco se entregará nada y el otro tampoco obtendrá satisfacciones. Tampoco es probable que perdure una relación.
Entre estos cuatro polos, hay una infinidad de posibles combinaciones, que darán lugar a distintos patrones. Pero para una relación de amor, son necesarios dos elementos, y probablemente sea más importante la complementariedad entre ambos que el perfil individual de cada uno (salvo los extremos patológicos)

En el siguiente gráfico vemos una relación descompensada, donde la persona "rojo" tiene un bajo deseo de bienestar propio, un alto deseo de bienestar del otro, un alto deseo de recibir y un bajo deseo de dar. En cambio "Azul" tiene un alto deseo de bienestar propio, un nivel medio de bienestar del otro, un alto deseo de recibir y un bajo deseo de dar:
Probablemente en esta relación rojo considere que el otro no le da lo que desea, mientras le demanda más de lo que quiere dar. Además con su bajo deseo de bienestar propio, probablemente lo que reciba le parezca insatisfactorio. Aunque le satisface cuando azul se siente bien. Azul también sentirá que obtiene menos de lo que desea y le piden más de lo que quiere dar. Además, como su deseo de bienestar de rojo es mayor que el que tiene rojo, probablemente se sienta frustrado al no poder ver a rojo satisfecho nunca. Seguramente el desequilibrio de ambos entre los deseos de dar y recibir cruzados vayan haciendo mella con el tiempo y al final el deseo de bienestar del otro se vaya reduciendo. Además azul probablemente se canse de la insatisfacción de rojo.

En cambio en una relación equilibrada (aunque cada uno de componentes non tenga un patrón igual), las cosas podrían ser muy distintas:
En este caso rojo desea estar bien y azul quiere que esté bien. Azul quiere estar bien y rojo quiere que esté bien. Rojo quiere dar mucho y azul quiere recibir. Rojo quiere recibir poco y azul quiere dar poco. Probablemente las expectativas de cada uno se vayan cumpliendo y la relación se sostenga.

En cualquier caso, los perfiles pueden ir cambiando con el tiempo para ambos componentes, aunque parece más probable que las relaciones descompensadas tiendan a descompensarse más hasta que se rompan y las compensadas a ir ajustándose cada vez más a medida que las expectativas de cada uno son más realistas.

Desde la perspectiva de este modelo, por tanto, el amor muere por unas expectativas descompensadas entre las personas presentes en la relación. Llevando el incumplimiento de esas expectativas y deseos a ir cambiando la propia naturaleza de la relación.